Amables lectores, continúo hoy desarrollando el tema sobre el Buen Constructor. Honestamente debo reconocer que me temía una reacción airada entre más de un profesional del sector y he aquí que viene sucediendo todo lo contrario, al menos en Facebook. Huelga decir que me siento gratificada con este resultado. Por tanto, continúo desarrollando esta temática, esta vez centrándome en la relación existente con el equipo de trabajo.
Digamos entonces:
1. El Buen Constructor protege a todos los involucrados en la edificación de la obra. Guarda celoso respeto por las normas de seguridad, por lo que sus Arquitectos, Ingenieros, Obreros, Ejecutivos y Agentes Inmobiliarios están debidamente equipados y entrenados para evitar cualquier tipo de accidente. A tales efectos, el Buen Constructor no se contenta con unas simples advertencias verbales, sino que capacita constantemente a todos -Corredores incluidos- en el manejo de estrictos protocolos de seguridad y en planes de contingencia, los cuales hace extensivos para las visitas de los futuros compradores
¡Ay, señores! Por desgracia los hechos funestos durante el proceso de construcción son moneda corriente en nuestro medio. Existen constructores -con minúscula- altamente irresponsables que poco o nada les interesa la seguridad de su personal. Pero también hay que reconocer que gran parte de culpa la tenemos todos. Y digo "tenemos", porque más de una vez se me ha dado un casco y no me lo he colocado para no deshacerme el peinado, o porque simplemente me pareció que no pasaba nada y que podía caminar aquí y allá, a pesar de que el cemento estaba todavía fresco y los residuos de argamasa y fierro alfombraban el piso. Y es común que a quienes llevan clientes y traen la plata no se les llame la atención. Si eso ocurre con la Corredora, ¡haceos una idea de lo que puede pasar con un Obrero, quien -por su modus vivendi- no acostumbra medir los alcances de sus temeridades! El Buen Constructor está al tanto de tan peruanas flaquezas y obliga, de ser necesario, a cumplir con las medidas previstas en el Reglamento Nacional de Edificaciones y en las Ordenanzas Municipales. Y lo hace por sentido de responsabilidad, no por temor a una multa o a que le paralicen la obra. Por mi parte, ya he hecho solemne juramento de nunca más exponerme ni exponer a otros a cualquier siniestro. Y, asimismo, creo prudente incluir en los cursos de capacitación a todos los Agentes Inmobiliarios que intermediamos en la venta del proyecto, pues de otra manera no se tomará conciencia de la imperiosa necesidad de cumplir los protocolos, ni sabremos cómo comportarnos debidamente en una obra y menos podremos orientar a los clientes visitantes en este materia.
2. El Buen Constructor educa a su personal. Es consciente de que en su equipo convergen seres humanos de distintos estratos sociales y, por ende, con diferentes grados de formación académica y moral. Por tanto, para lograr la sana integración de todos los miembros, echa mano de los recursos honestos disponibles, incluyendo momentos de sano esparcimiento y expresión de fe religiosa. El Buen Constructor favorece las experiencias elevadoras, rechazando de plano usos y costumbres que degradan la dignidad humana o que contribuyen a la destrucción de los hogares de quienes trabajan para él.
¡Ah, señores! Escribo emocionada esta reflexión, ya que hace dos días vi en en foro Ingenieros Civiles del Perú un ejemplo nada común de lo que puede lograr el Buen Constructor en toda su gente. La foto que encabeza este post es precisamente parte de tan hermosa experiencia. Reproduzco textualmente las palabras del Ing. Eliot Casaño para referirnos el hecho:
Fotos de obra en el inicio de jornada, rezando y dando gracias; en otras, haciendo parte de la dinámica para estirar los músculos, liberar tensiones. Y bueno, como todo es energía que necesita ser liberada, al final era una arenga propia de pregunta y respuesta: "¿Quiénes somos? ¡LOS MEJORES!!!"
Aquí tienen otra foto del ejercicio previo al trabajo:
En otro post sobre el tema, el Ing. Casaño subió un video para ilustrarnos más sobre la forma que tiene de integrar a su personal. Lo introdujo con estas palabras:
El inicio de jornada, liberando adrenalina para hacer las cosas con entusiasmo, la idea es cambiar la actitud negativa y crear un ambiente laboral amigable y cordial, esto lo realizábamos todos los días en las obras que hemos tenido la ocasión de participar, otras veces era algo de ejercicios e infaltablemente el rezo al final, para agradecer a Dios por un día más de vida y porque todo nos salga bien, algo que nos tomaba en total algo de 25 minutos o 30. Lo que para otros era una pérdida de tiempo, en realidad era ganar mucho más, porque creas confianza, lealtad, amistad, cordialidad, respeto, familia en obra. Y después lo que desees hacer lo harás sin dificultad. El asumir un riesgo no será una idea temerosa, sino una realidad concreta donde todos jugarán por un solo objetivo y lo darán todo, y todos se ayudaran. Como dije antes, nos volvemos una familia, un equipo. Gracias a Dios, por ello no he tenido accidentes, ni muertes, ni nada que lamentar hasta el día de hoy. Un saludo a todos colegas y amigos en general.
3. El Buen Constructor dignifica a sus Obreros. Esto como corolario de lo anterior, pero esta vez lo aplico a los usos laborales. Es harto conocida la diferencia entre los conceptos de sueldos, salarios, jornales... Pero la Dignidad del Trabajo proviene no del tipo de labor que se ejecute, sino del hecho de que quien lo ejecuta es un ser humano, pues el primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo, su sujeto. (1) Para efectos de la justa valoración del Trabajo, no es necesario hacer sentir las desigualdades de orden técnico. Por tanto, el Buen Constructor no solo dará igual trato respetuoso a Gerentes, Ejecutivos y Obreros, sino que incluso elegirá la misma modalidad de pago. Y no escatimará invertir unos soles más en gastos administrativos para este fin.
No es la primera vez que refiero las bellas experiencias que hemos tenido con varias constructoras. El detalle lo pueden encontrar en el post La unión hace la fuerza (Agentes Inmobiliarios + Ejecutivos Inmobiliarios. Solo que esta vez deseo evocar un detalle de la segunda más pequeña: El trato que daba a su personal. Todavía recuerdo como esos Señores Obreros guardaban la compostura delante mío, así estuvieran recubiertos de polvo y sudor. Pues bien, los sábados se acercaban a cobrar su salario y me pareció realmente exquisito el hecho que -con todo respeto- se les hiciera firmar su planilla computarizada y recibir su cheque -presumo que "no negociable"-, exactamente con el mismo protocolo que se guardaba con los Agentes al momento de cobrar nuestros honorarios. Incluso, al igual que nosotros, tenían la potestad de elegir la transferencia bancaria. Francamente me encantó, máxime por el hecho de que en esa obra todos trabajamos codo a codo, ellos construyendo y nosotros vendiendo.
Felicito de todo corazón a esta Constructora -cuyo nombre hoy sí quiero dar a conocer: Rolbec SAC (2)-, así como al Ing. Casaño por su excelente labor formadora con su personal de campo, al tiempo que exhorto a los restantes Constructores a practicar algo similar. Creo que la dignificación del Obrero y la cohesión como grupo redunda no solo en la consecución del objetivo común, como es en este caso el levantamiento de un edificio, sino además fungirá de poderoso blindaje contra las mafias y las extorsiones. Nadie ataca a la Familia que ama. Y si el Buen Constructor logra que su Empresa se convierta en tal, recogerá frutos de cumplimiento, lealtad y fidelidad a toda prueba.
Como siempre, espero sus amables intervenciones en este mismo blog o en Facebook.
Notas aclaratorias:
(1) Juan Pablo II, numeral 6 de la Encíclica Laborem Excercens.
(2) Las obras que intermediamos fueron Edificio Ruiseñores y Torre Grau. Hace tiempo que no tenemos contacto.