miércoles, 2 de enero de 2019

REMODELAR PARA HOSPEDAR (2)






¡AÑO NUEVO! ¡VIDA NUEVA!

Este era el lema que repetían muchos en mis años idos, con el fin de dejar atrás lo malo del fenecido periodo anterior. Esto suponía no solo iniciar nuevos proyectos, sino también potenciar los antiguos. Por esto, heme aquí para retomar todas las alternativas viables para lo que -desde julio del 2017- propongo como nueva alternativa de vivienda: Las Remodelaciones. Y en sintonía con mi anterior post, continuaré con todo lo referente a remodelar para hospedar, solo que esta vez aplicándolo a las casas que pudieran acondicionarse para ello.

Verán, amables lectores: cuando se arrienda habitaciones en un departamento, es innegable que la privacidad se verá más afectada. ya que no habrá una total independencia para el huésped, salvo que el inmueble -como se ve en el plano del Arq. Mario Lara- esté especialmente diseñado para ello. En una casa es más factible que el ambiente destinado al hospedaje no tenga el menor contacto con el espacio privado de los propietarios. En consecuencia, considero recomendable hacer números y barajar posibilidades en miras a una mayor rentabilidad. Esto supone alternativas como levantar un minidepartamento, habilitar habitaciones con baño incorporado cada uno, o bien combinar las dos opciones.

¿Alguna historia que contar para desarrollar mejor este planteamiento? Sí. Y es de mi propia experiencia personal.

En el año 2,000 el boom inmobiliario iniciaba sus pininos en el Parque Bella Luz. Fue entonces que decidí vivir sola. Como era algo totalmente diferente para mí, fui consciente de que primero debía adaptarme a un esquema similar al que había tenido siempre en casa de mis padres, así que concluí que era mejor hospedarme con gente conocida. Durante unos meses viví con la cuñada de una vecina del barrio. Pero he aquí que yo compartía el ambiente privado de los  propietarios y esto resultaba inconveniente. Al poco tiempo encontré algo más apropiado en San Borja, en calle tranquila y cercana a las avenidas Aviación y Angamos.  Al margen del terrible problema que en el año 2002 me obligó a abandonar espantada dicha casa (1), he de reconocer que la perspectiva arquitectónica de los celestinos dueños fue muy innovadora para ese entonces, tomando en cuenta que el predio se ubicaba en un distrito emblemático. De no ser por su complacencia con la hetaira brasileña, probablemente me habría quedado ahí por lo menos unos tres años más.

¿Y en qué consistía la remodelación? En el primer piso habían habilitado una amplísima oficina, con pozo a tierra incluidos. Ellos vivían en el mezzanine y con todas las comodidades. En este mismo nivel y hacia la derecha había un minidepartamento de dos ambientes, separados por una puerta plegadiza (2). En los aires se acondicionaron dos habitaciones -cada una con su baño-, las cuales compartían una amplia y cerrada lavandería con tendal. Y al fondo destacaba otro lindo minidepartamento - que la brasileña vino a ocupar después-, con vista tanto al jardín interior de la casa como al bello patio de rojo ladrillo pastelero, el cual distribuía las tres unidades . El ingreso a las áreas de arriendo era totalmente independiente y a través de una escalera.  Mi habitación tenía vista a calle y ostentaba dimensiones aceptables, porque incluso tuve espacio para colocar un estante con librero, amén de que contaba con una fina cajonería de madera, cuya base superior me sirvió de repisa. Sobre la misma y a nivel superior, destacaba una gruesa vara de metal para colgar mi ropa.

¡Saquen su cuenta, amables lectores, de todo lo que esos propietarios lograban ganar mensualmente con arrendatarios a quienes ni siquiera veían la cara! Y en honor a la verdad, puedo afirmar incluso que  fueron precursores del sistema Airbn, ya que la habitación del costado la ocupaba al principio un argentino, y el minidepartamento del segundo piso-con excelente vista a calle-, un adulto mayor norteamericano que  prácticamente estaba de paso. El que después hayan desgraciado su casa y se quedaran sin inquilinos es otro cantar. En líneas generales, ellos nunca tuvieron problemas de retraso en los alquileres, excepto con la brasileña, cuya inmoral conducta recién vino a manifestarse meses después de que tomara el alquiler. Por lo visto su actitud comprensiva con ella tenía un solo fin: Que cancelara sus cuotas pendientes, fuera como fuera. Lo demás es historia.

Y  no solo se me brindó servicio de arriendo.  Dado que yo tenía que operarme, solicité que el tiempo de convalescencia se me diera pensionado, por supuesto abonando cuota extraordinaria. ¡Gusté una comida realmente deliciosa y nutritiva! Presumo que ello contribuyó a que mi recuperación fuera tan rápida y a las dos semanas ya estuviera trabajando como si nada, lo cual suponía caminar grandes distancias. Cuando las cosas iban muy bien con la brasileña, más de una vez ella y yo salimos al patio a tomar café y galletitas, compartiendo alegres momentos con la señora de la casa. Recuerdo que las tres vimos el espectáculo de los relámpagos que, junto con una lluvia veraniega, nos obsequió el cielo de Lima en el mes de febrero. ¡Es una lástima que hayamos acabado como acabamos!

Indudablemente, arrendar habitaciones en el propio hogar se presta también para otros servicios complementarios que incrementen las arcas de los arrendadores y faciliten la vida de los inquilinos. La debacle económica que padecieron los propietarios por su abierto celestinaje, es simplemente un llamado a la cordura, a medir los riesgos y a no perder la honorabilidad ni el decoro. Tratándose de la propia casa familiar,  remodelar para hospedar es una alternativa válida, honesta y muy útil para todas las partes involucradas.  Pero será preciso elaborar un estricto Reglamento Interno para evitar cualquier situación anómala, a cuyas normas habrán de ceñirse en primer lugar los mismos arrendadores al momento de evaluar el perfil de sus huéspedes e inquilinos. Lo contrario sería desgraciar el propio Hogar. No necesito recordar las lágrimas que muchos derraman por haber permitido que la modernidad los sobrepase. Los propietarios de la casa de San Borja lo aprendieron con sangre.

Como siempre, espero sus comentarios en este blog o en Facebook.




Notas aclaratorias
(1) El hecho lo referí con lujo de detalles en el artículo ¿Eres un buen arrendador? (3)
(2) Tuve la oportunidad de verlo cuando mi relación con la arrendadora iba de maravilla.