miércoles, 25 de octubre de 2017

¿ERES UN BUEN CONSTRUCTOR? (2)







Amables lectores, por fin puedo retornar por estos lares, luego de casi un mes de "vacaciones laboriosas", si cabe la expresión. Agradezco muchísimo la acogida que ha tenido mi anterior artículo. En Facebook incluso recibí un mensaje de la señora madre de una estudiante de arquitectura. Huelga decir que me sentí conmovida con el hecho de que esta amable dama recomendó a su hija leer el post con detenimiento y hacerlo circular entre sus compañeros de estudio. Me satisface saber que algo estoy aportando al rubro inmobiliario. Y permítanme continuar con estas reflexiones acerca del Buen Constructor, concentrándome hoy en aquel que ya está en ejercicio activo de su profesión y aspira a levantar sus propias edificaciones, aclarando que también incluyo a quienes, sin ser necesariamente Ingenieros y Arquitectos, igual lideran empresas constructoras.

Digamos entonces:

1. El Buen Constructor se sabe responsable de las vidas humanas que habitarán en las obras que él edifica.  Arquitecto o Ingeniero, cumple todos los Reglamentos y Normativas que regulan la actividad, de manera especial si construye en zona sísmica o de riesgo de otros desastres naturales.  El Buen Constructor jamás sacrifica la Seguridad en aras de la Estética y menos en las de la Mezquindad,  y se actualiza constantemente en todo lo relacionado a diseños y estructuras. Elige material de construcción de calidad y no lo reemplaza por otro que es más barato o bien está de moda, si tiene dudas acerca de su fiabilidad. 

Señores constructores, en otros post he desarrollado ampliamente la tendencia moderna a saltarse las normas (2), incluso en los segmentos sociales más altos. Más de una vez he referido que, en conciencia, he tenido que rechazar la intermediación de ciertos inmuebles, ya que como corredora de seguros que he sido (3) no podía alegar ignorancia ante la inseguridad que veía ante mis ojos. Y con el último terremoto en México, todos hemos sido testigos de cómo las estructuras mal diseñadas llevan al desastre irreparable, así que no voy a redundar sobre el tema.  En esta ocasión simplemente apelo a la conciencia de quienes tienen la gravísima responsabilidad de levantar las edificaciones. Y afirmo sin ambages ni rodeos que el Buen Constructor no atenta jamás contra la vida ni contra el patrimonio, los que han sido encomendados al trabajo de sus manos. Es consciente de que, en el ejercicio de su profesión,  la Negligencia y/o la Avaricia son la antesala del Homicidio Culposo.


2. El Buen Constructor es un Empresario en el sentido más noble de la palabra.  Y como tal gerencia su negocio, así sea una EIRL. Apunta a tener su propia maquinaria empresarial - sin excluir la tercerizada-, seleccionando con lupa a quienes se convertirán en sus colaboradores más estrechos. Es un empleador honesto, en quien confían todos los miembros de su personal tanto administrativo como de planta; por tal motivo, rechaza la informalidad y no espera a que le caiga una multa para pagar jornales, salarios e impuestos que corresponden. El Buen Constructor tiene metas concretas y se traza objetivos para corto, mediano y largo plazo. Sabe adónde va porque tiene muy claro adónde quiere llegar.  

Alguien dijo por ahí que no hay nadie más organizadamente desorganizado que un Arquitecto o un Ingeniero.  Verdad o mentira, no me toca constatarlo, pero sí referir las experiencias que he tenido sobre la materia.  Y fíjense: Hemos trabajado -y trabajamos- con constructoras excelentes, que  no se conforman con cumplir con Municipalidades, Ministerios, Sindicatos y SUNAT, sino que a conciencia hacen bien las cosas y por ello gozan del contento y la lealtad de su personal.  Con todo, alguna vez aterricé con mis hermanos en otras que no eran precisamente un modelo institucional. Todavía recuerdo cuando -en el 2011- Carlos y yo habíamos cerrado una venta bajo las condiciones ofrecidas por la ejecutiva de ventas y ratificadas por el gerente general en la mañana, para que luego  -en horas de la tarde- viniera el gerente comercial -quien era el socio capitalista- y sencillamente decretara que la venta no iba ¡y en presencia del comprador, quien ya traía el cheque para la separación!!!  ¡Podéis imaginaros el resto! El gerente general no se atrevió a darnos la cara y la chica desapareció del mapa.  La obra se paralizó como por seis meses. El proyecto se ubicaba en el límite exacto entre Barrio Médico y Urb. Aurora (¡siempre Urb. Aurora!), y me dio muchísima pena tener que dejarlo, porque era realmente hermoso.  Tiempo después supimos que los trabajos se habían reanudado gracias a otro inversionista. ¿Pero es posible que en una constructora se den semejantes encontronazos entre sus directivos, a vista y paciencia de clientes y corredores???  


3. El Buen Constructor planifica detalladamente antes de comenzar una obra. Cubre todos los ámbitos, es decir los estudios previos, los presupuestos y las licencias, así como la selección de proveedores y del personal técnico y de operaciones. Es previsor, lo cual no obstaculiza que sea capaz de afrontar con serenidad las urgencias de última hora.  El Buen Constructor tiene los pies muy bien puestos sobre la tierra, hace sus cálculos en forma realista y no proyecta más de lo que buenamente está en condiciones de afrontar, Tomando en cuenta las eventualidades que suelen retrasar la construcción, mide razonablemente sus tiempos y no cede a la tentación de ofrecer entregas en tiempo record, por mucho que alguien por ahí le haga creer que con tal estrategia la venta de las unidades inmobiliarias se incrementarán como por encanto.

¡Ay! ¿Toco médula otra vez, señores?  

He perdido la cuenta  de las obras anunciadas con bombos y platillos, que recién se inician luego de tres años o simplemente no se inician nunca, quedando predios con tremendos letreros descoloridos y por los siglos de los siglos. Abundan edificios a medio construir  o bien obras que culminan tras años de espera, luego de incesantes reclamos de los compradores y el consecuente descrédito del sector.  Y es que algunos confunden empuje con imprudencia temeraria y hasta creen que con su solo pensamiento lograrán atraer lo que necesitan (1), olvidando que la voluntad humana no es factor determinante para la consecución de los hechos. Asimismo, hay quienes piensan que su marca capeará todos los obstáculos  ¿He conocido constructores que operan bajo esta praxis?  Esteee...  Todavía recuerdo ese inmenso proyecto en la Av. Javier Prado Oeste, en el cual quisimos intermediar mis hermanos y yo.  Lanzaron la campaña por todo lo alto y... demoraron como dos años en iniciar los trabajos. Los encargados del área comercial eran excelentes personas, así que no tengo queja ni del trato ni de las condiciones del contrato de intermediación.  No continué con ellos por motivos de salud, fuera de que Carlos y Andrés habían concentrado sus operaciones en Miraflores.  Y cuando luego de un año y por pura casualidad pasé por ahí, me quedé de una pieza al ver que no comenzaban ni siquiera la demolición.  ¿Se imaginan lo que habría ocurrido si les hubiera llevado algún comprador? ¡No quiero ni pensar en su reacción contra nosotros y contra la empresa, peor todavía sabiendo que la marca era de mucho fuste!  Por supuesto que culminaron la obra y el edificio quedó precioso, pero el desprestigio hizo mella.  Yo me pregunto y hasta ahora no me respondo: ¿No habría sido mejor comenzar el marketing con la mesura del caso?


4. El Buen Constructor no teme delegar funciones ni pedir asesoría. Su afán por reducir costos, lejos de obnubilar su juicio, le impulsa a solicitar los servicios de terceros con el fin de clarificar los asuntos y ver dónde es razonablemente factible ajustar esto o aquello.  El Buen Constructor conoce lo suficiente como para no dejarse engañar, pero respeta los fueros y no invade las competencias de otros profesionales.  

¿Tengo alguna experiencia que contar al respecto? Pos sí, para hablar a la mexicana. 

En el año 2012 y muy cerca al parque Melitón Porras, captamos un hermoso proyecto y nuestra relación con la gerente comercial parecía estupenda. Se trataba de una empresa familiar y ella era la hija del gerente general.  Muy pronto llevamos a varios interesados - todos ellos muy pudientes- y en menos de dos semanas uno de ellos manifestó su intención de comprar, solicitando que se le enviara la minuta a la brevedad posible para revisarla con su abogado, ya que quería dejar todo listo antes de un viaje proyectado para dos semanas después. Inexplicablemente la minuta no llegaba. ¿Y por qué? Porque la doña... no la había revisado aún. Pronto nos dimos cuenta de que tenía complejo de Soyla (con s): Soy la gerente, soy la abogada, soy la arquitecta... ¡Poco más y pretendía ser la ingeniera residente! Como era natural, no podía con todo y retrasaba el proceso de venta. Y como era recontranatural, su carácter y su juicio crítico iban de mal en peor.  Carlos se dio cuenta de que tomaba calmantes. Así las cosas, doña Soyla tuvo la osadía de escribir a nuestro cliente ¡quéjándose de la presión de los corredores!  Había pasado semana y media y no se le enviaba la susodicha minuta. Y cuando al fin ella permitió que su abogada la remitiera (?????), ya no hubo tiempo para el cierre definitivo y nuestro prospecto partió a EEUU. ¿Total? La venta ¡ya hecha! se cayó. Carlos y yo tomamos el asunto de la mejor manera y e intentamos seguir trabajando con la doña, pero fue inútil. Los nervios la traicionaban y en presencia de otra señora prácticamente me tiró el lapicero cuando le pedí me firmara la constancia de visita. Fue ahí que decidimos cortar, en previsión de que nos obsequiara con una nueva escenita y terminara yo lanzándole la silla por la cabeza.  Después nos enteramos de que el trato que daba a su personal era deplorable y que resultó tan antipática a los vecinos de Llano Zapata y al mismo Serenazgo de Miraflores, que más de una vez le pararon otra obra que estaba levantando ahí.  ¿Y todo por qué? Por acaparar compulsivamente las funciones con el fin de ahorrarse unos soles.  ¡Bien dicen que lo barato sale caro! Y en esta ocasión salió carísimo: Las ventas se retrasaron mucho más de lo previsto, según pude observar gracias a los portales inmobiliarios.

Sin embargo, he de hacer justicia a las constructoras con las que actualmente mantenemos relación comercial. Todas tienen sus áreas bien delimitadas, aun aquellas que son empresas familiares. Y es que el Buen Constructor acepta de buen grado la concurrencia de otros profesionales en su negocio.  Incluso, siendo consciente de que no lo sabe todo, deja a un lado el orgullo y la arrogancia y no vacila en pedir consejo a otros colegas de más experiencia, con mayor razón si se trata de obras de gran envergadura. Sobre este punto, he de decir que me agrada de sobremanera ver que cada día más y más profesionales del ramo acuden a los foros de internet para pedir información y plantear temas de discusión, recurriendo a  la casuística con el fin de encontrar solución a problemas puntuales. En el foro de "Ingenieros Civiles del Perú" -en donde amablemente se me permite participar- a diario se presentan estos debates y me parece fabuloso que cada cual aporte la solución y retroalimente lo aprendido en la universidad.  Con todo, creo prudente recordar que si bien la internet es una excelente opción para estar al día, no ha de confundirse con un curso de actualización y menos con una asesoría especializada.  El Buen Constructor recurre a estos medios modernos y se siente motivado con ellos, pero sin sobredimensionarlos, y ni por asomo se le ocurriría tomar decisiones vitales por lo que leyó en Facebook.

Amables lectores, todo lo dicho desde el anterior post hasta hoy podría resumirse en una frase: El Buen Constructor no se improvisa. Son muchas las etapas que ha de pasar en el día a día para consolidarse como tal. ¡He podido apreciar que es un camino hermoso, muy cuesta arriba a veces, pero hermoso! Nos ha tocado trabajar codo a codo con empresas constructoras, compartiendo ilusiones, angustias y afanes. Y no somos los únicos.  Es por esta razón que escribo, pues estoy convencida de que los Agentes Inmobiliarios mucho tenemos que decir sobre la materia. 

Como siempre, espero sus amables intervenciones en este mismo blog o en Facebook.



Notas aclaratorias.
(1) Hoy está muy de moda creer en la famosa ley de la atracción. No entiendo como puede darse categoría de "ley" a un supuesto que no ha sido sometido ni siquiera al primer paso del método científico.
(3) Ya no ejerzo como corredora de seguros, pero en mi formación profesional como tal seguí el curso de "Inspección de Riesgos".



lunes, 2 de octubre de 2017

¿ERES UN BUEN CONSTRUCTOR? (1)






Amables lectores, hace dos semanas México fue sacudido por un  terrible terremoto. En nuestras pupilas quedan todavía las imágenes de los edificios que se derrumbaron como castillos de naipes. (1) En esta coyuntura, es natural que volvamos la mirada hacia quiénes levantan las estructuras donde los seres humanos vivimos y pasamos casi todo el tiempo de nuestra existencia. Y es derecho que a todos y cada uno  de ellos hagamos esta pregunta: ¿Eres un Buen Constructor?

Arquitecto o Ingeniero, porque ambos se necesitan y complementan: ¿Eres un Buen Constructor?

Permítanme enumerar lo que muchos creemos y esperamos de ustedes, desde la etapa previa en que se inician como estudiantes:


1. El Buen Constructor se prepara diligentemente para serlo. Esto como actitud de vida y desde el instante mismo en que ingresa a la Universidad. Las locuras de la adolescencia las deja atrás, pues es consciente de que gravísima responsabilidad tiene aquel que ha elegido las nobles carreras de Arquitectura o Ingeniería, y que de las obras que salgan de sus manos dependerán la seguridad y la vida de las personas e incluso el porvenir de su nación.  El Buen Constructor se aplica con tesón en el aprendizaje de las materias básicas de su ramo, pero no se conforma con ellas, antes bien investiga y se mantiene en actualización constante sobre normativas y avances tecnológicos para el mejor desempeño de su profesión.

Alguien preguntará por ahí si no soy demasiado radical con un muchacho de primer año. Y le respondo que quien no estudia de joven, menos lo hará de viejo. Y que aquel que encarga tareas y plagia exámenes, no será capaz de afrontar por sí mismo los más sencillos requerimientos de diseño y/o estructuras. Más claro: Sus obras serán humo y se desplomarán por mal cálculo y peor selección de material de construcción. ¿Acuso sin fundamento? Aparte de los sonados casos que todos conocemos, saco a colación una experiencia personal que puede ilustrar muy bien los usos y costumbres de algunos universitarios de hoy.

En octubre del año pasado decidí incursionar en el mundo de los redactores freelance. Me entusiasmaba el hecho de poder ofrecer mis servicios por internet, ya que al fin y al cabo soy Licenciada en Educación en la especialidad de Lenguaje y Literatura. Y un dinero extra nunca viene mal.  Con ilusión me inscribí en varias plataformas, si bien Workana me parecía la más adecuada para mí. ¿Con qué me encontré? ¡Con personas anónimas que -entre otras lindezas y encubiertas por un pseudónimo- hasta deseaban escribir un libro y lo encargaban al freelancer, para luego hacer creer al mundo entero que eran ellas las merecedoras del Nobel! Pero esto no fue lo peor: ¡También había encargos para trabajos de investigación, con datos estadísticos que expresamente se mandaba inventar y que debían tener tales y cuales conclusiones en contra de... o a favor de...!!!  ¡Me quedé espantada! Reporté este último caso a la plataforma, pero luego de un mes constaté que las cosas no cambiaban, ya que el fulanín que encargaba los inventos para obtener su grado en ¡Educación Especial!!! seguía en las mismas. Consultando luego con mi proveedor de hosting, me dijo que esta práctica es muy común. O sea, que las estadísticas que tenemos para tales o cuales temas -aborto, drogadicción y hasta los efectos de fármacos y tratamientos médicos- pueden ser simplemente inventadas y sesgadas al capricho del contratante. ¿Se imaginan que algo así se acostumbre entre los estudiantes de Arquitectura e Ingeniería??? ¡No quiero ni pensarlo!  Es decir, ya tengo que pensarlo, porque con cada desatino que veo a diestra y siniestra -auténticos atentados contra el Sentido Común- no me queda sino concluir que efectivamente las tareas on line han sido y son moneda corriente también en el sector, y/o que existen constructores e inmobiliarias que dejan sus redes sociales en manos de community managers ignaros en la materia. En aras del marketing estos últimos suelen propugnar barbaridades tales, que en varias ocasiones y por deber moral me he visto obligada a advertir  las consecuencias de los descalabros propuestos, sin ser yo ni arquitecta ni ingeniera. Los que me siguen en Facebook no me dejarán en mentira (2).


2. El Buen Constructor empieza desde abajo.  Así provenga de un segmento social alto, no teme ensuciarse los zapatos ni curtir sus delicadas manos con argamasa y cemento si fuera necesario, aprendiendo in situ cómo aplica lo que le enseñaron en la Universidad. Tratándose de mujeres, su feminidad no es pretexto para hacer ascos y negarse a entrar en obra, guardando la compostura y el decoro ante todo el personal que ahí labora. El Buen Constructor es diligente para adquirir experiencia y no se da ínfulas de ejecutivo junior.  Si actúa como practicante o está recién egresado, no aspira a altos puestos en su primer trabajo, antes bien se gana el derecho a ocuparlos.

¡Ay, lectores míos! ¿Toco médula?

Y valga que saque a relucir una situación harto común; Todos los padres procuran lo mejor para sus hijos. Y a veces creen indispensable que el flamante egresado -sin tener el menor contacto con la praxis profesional- haga una o más maestrías para acumular curriculum. Así, estos jóvenes adquieren un master en no sé qué sin tener conciencia de dónde están parados.  Como docente afirmo que esta moda es un tremendo error y que tratándose de Ingenieros y Arquitectos pasará carísima factura, en especial si se piensa que con ello se llenarán los vacíos de un centro de estudios no idóneo o el de un bajo rendimiento académico. No se puede correr si no se sabe caminar.  El Buen Constructor es consciente de ello y no dudará ni un instante en aprender en el campo y bajo supervisión lo que no aprendió o aprendió mal en las aulas, por mucho que sea el hijito mimado del dueño de la promotora inmobiliaria.  El Buen Constructor refuerza primero los conocimientos fundamentales y  se lanza a la especialización solo si ha adquirido un mínimo de experiencia en el ejercicio activo de su profesión. Y esto es válido para todas las carreras y oficios.


3. El Buen Constructor no limita el aprendizaje a su estricto campo profesional.  Entiende que el rubro de la construcción es multidisciplinar y que, por tanto, tiene aspectos administrativos, legales, tributarios, contables, comerciales... El Buen Constructor no se exime del deber de mantenerse informado sobre tales, en especial si piensa montar su propia empresa.  No invade fueros, pero se informa de lo que es preciso conocer para evitar engaños y hasta desfalcos.

Señores constructores, me temo que lo que viene a continuación a más de uno le va a hacer fruncir el ceño. Pero alguien tiene que decírselos.

¿Recuerdan que en el post Albores y Esplendores del Boom referí el caso del edificio de Urb. Aurora que quedó a medio construir? Según supe, el socio del Arquitecto constructor hizo a este una faena, lo dejó en medio de la calle y con la obra sin concluir.  Casi podría jurar que este buen profesional -que tuvo los pantalones para dar la cara y residir en el edificio, cargando agua hasta su departamento al igual que los otros propietarios- fue víctima de su pensamiento "monodisciplinar". Más claro: Soy arquitecto y no entiendo de papeles ni de balances. Y ocurrió lo que ocurrióSobran comentarios.

Pero ahí no acaba la cosa. En mi experiencia como agente inmobiliaria me ha tocado tratar con diversos empresarios del sector, ya que me he especializado en la venta de inmuebles bien futuro.  Y he observado en más de uno -de manera especial en los ingenieros (3)- dicha tendencia. No sé qué bloqueo emocional cargan a cuestas, pero el hecho es que rehúyen los temas contables y legales más que a la peste. Convengo que los especialistas del Derecho y la Contabilidad han de desempeñar lo que les es propio, pero he aquí que se advierten yerros que ciertos abogados y contadores no advierten e incluso parecen alentar. Es proverbial, por ejemplo, el problema que tenemos los corredores cuando el constructor se niega a formalizar nuestra intermediación por medio de un convenio escrito, sin que esto signifique necesariamente la intención de no pagar nuestros honorarios. "Así he trabajado siempre", "no acostumbro firmar nada", "podemos pasar la comisión en negro" son frases que mis hermanos y yo hemos escuchado más de una vez, y que nos llevaron a no aceptar la intermediación. ¿Ignora el constructor que la Ley 29080 nos ordena firmar contrato incluso con fecha cierta, y que la SUNAT nos obliga a facturar?  O lo que es peor: ¿No sabe que cada factura significa IGV y pago a cuenta del Impuesto a la Renta en el periodo contable en que fue emitida?  Pues parece que el desconocimiento campea en más de un caso, ya que hay quienes pretenden abonar los honorarios un poquito más tarde, es decir al mes siguiente de dicha emisión. (?????????????) Medidas tan absurdas espantan a los agentes inmobiliarios serios y atrae a los informales como la miel a las hormigas.  "Quien es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho" (4).   Y a la inversa.  Quien no cumple con el corredor en cuestiones tan elementales, ¿cumplirá con el comprador en compromisos de mucho mayor envergadura?  La respuesta cae por su propio peso, con el consecuente retardo en la venta de las unidades inmobiliarias y el paulatino descrédito del negocio. El Buen Constructor no incurre en semejantes prácticas, antes bien descarta usos y costumbres que dañan su prestigio personal y el de su empresa.  Mas para estar sobre aviso, tiene que conocer a fondo los riesgos y peligros que conllevan. Y esto no se aprende de la noche a la mañana.

Señores Arquitectos e Ingenieros, tienen todo mi respeto. Y así lo habrán podido observar en cada artículo de este blog. Y precisamente por estar imbuida en vuestro sector, siento el imperativo de decir a ustedes aquello que tal vez nadie les diga jamás, rogando a todos los santos que mis palabras no sean interpretadas como malquerencia. Algo es innegable: El Buen Constructor no se improvisa, antes bien se hace paso a paso y sin prisas egolátricas.  Hay mucho por hacer en el rubro. Y creo primordial que el Buen Constructor forje carácter e idoneidad desde que pisa las aulas universitarias.

Como es mi costumbre, espero sus amables opiniones en este blog o en Facebook.


Notas aclaratorias:
(1)  En Facebook, en el foro de Ingenieros Civiles del Perú -en el que gentilmente se me permite participar- estos profesionales han señalado al detalle el porqué la caída de tales edificaciones, al tiempo que analizan y ofrecen soluciones para tales y cuales casos. Sería interesante dar más cabida a los INGENIEROS, que son los verdaderos llamados a brindar información sobre estructuras y sistemas antisísmicos.
(2) Botón de muestra: En la publicidad de una constructora norteña se planteaba como novedad las escaleras con ¡peldaños de vidrio!!!  ¡Casi me desmayo de la impresión! Con todo, he de reconocer que la mala praxis de unos no desacredita la honesta labor que efectúan los redactores freelance.
(3) Espero no se tome a mal mi apreciación. Pero es lo que he observado en los ingenieros más que en los arquitectos, al menos en los que he conocido.
(4) Evangelio de San Lucas,  16:20.