viernes, 16 de diciembre de 2016

ÁREAS COMUNES DE UN EDIFICIO (4)



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Amables lectores, me he demorado un poco más de lo acostumbrado en publicar este post. Esto se debe a que estaba dando los últimos toques a nuestra renovada web inmobiliaria, en la cual se ha insertado este blog y desde ya invito a visitar hoy mismo:


Mis hermanos y yo estaremos muy gustosos de brindarles nuestra asesoría en las operaciones inmobiliarias que ustedes deseen realizar. Desde ya agradecemos vuestra deferencia hacia nosotros.

Y retomando la temática de estos post, invito también a que vean la foto que encabeza este post.  Es la representación en 3D de las Áreas Comunes del condominio El Olivar.  ¿Verdad que es un encanto? Además de los infaltables juegos infantiles, se ha pensado hasta cancha de fulbito -basquet con un "muro perimétrico" de mallas protectoras para que los pelotazos no lleguen a las lunas. ¡Buena idea para que los chicos y los grandes descarguen energía!  Claro que siempre es de esperar que los vidrios sean antirruido. Si así está planificado, ¡enhorabuena!

En condominios de esta magnitud se está haciendo costumbre brindar instalaciones muy variadas. Algunos- como el ejemplo que acabamos de ver- son altamente recomendables y no costosos.  Otros caen en la categoría de exquisitez y de esto tratamos en el anterior post . Pero también tenemos unos ambientes que - sin que de suyo lo sean- en un predio multifamiliar se tornan altamente peligrosos, ¿Cuáles son estas Áreas Comunes que conllevan tan negativo rasgo? Pasemos a enumerarlas y a explicar el porqué.


1. Sala de internet: Indudablemente estamos en plena era tecnológica.  Los aparatos electrónicos de comunicación masiva son indispensables para el estudio y el trabajo. Por tanto, una Sala de Internet de primera impresión habría sido mejor catalogarla dentro del grupo de las Áreas Comunes Necesarias. No dudo que bien llevada puede incluso servir de ingreso extra para la Junta de Propietarios. El problema está en los gastos y responsabilidad que conlleva su implementación. Comenzando por las máquinas mismas, pasando por el Wi-Fi, continuando por el antivirus y los suministros de cómputo, siguiendo por la revisión técnica.  Me temo que si se malogran las máquinas o simplemente hay que renovar el antivirus, no faltarán quienes se nieguen a pagar cuota extra por no hacer ellos uso de este servicio. ¿Están al tanto los residentes que tal eventualidad podría significar un pago no previsto en el presupuesto? ¿Ha previsto la Junta un servicio de Administración Inmobiliaria que vele para que las desventajas se reduzcan al mínimo?  Si a todas las interrogantes la respuesta es sí, nada he dicho sobre el mantenimiento de estas computadoras.

Pero hay otro peligro muy difícil de sortear: La falta de control ante el uso indiscriminado de la internet, especialmente cuando los usuarios son menores de edad y/o adultos inmaduros y con serios problemas emocionales.  Aunque debo reconocer que el modelo del edificio Concepto Atlantis de Pueblo Libre reduce en buena parte tan inminente peligrosidad, en especial si hay una mampara que permita ver todo el área :




Con todo, cuento a ustedes estas experiencias. La primera fue en Ripley de la Av. Aviación, si no recuerdo mal: Un señor relativamente joven estaba muy enganchado a un videojuego muy violento ¡en presencia de su hija que no tendría ni tres años!!! Se me encogió el corazón al darme cuenta cómo la criatura veía semejante barbaridad y se lo hice notar a ese diz que padre de familia. No solo lo tomó a mal, sino que sujetó a la niña para que viera más y mejor el espectáculo. ¿Pueden imaginar semejante A-B-E-R-R-A-C-I-Ó-N ?????  No es difícil imaginar qué otras cosas más estará viendo ya la criatura a estas alturas. ¿La vendedora? Bien, gracias. Supongo que con tal de ganar unos soles más, se hizo la loca.  Ahora imaginen una escena similar en un edificio residencial. ¡No quiero ni pensarlo!

Pero lo peor no fue en esa tienda, sino en una conocida compañía de seguros, a cuya sala de brokers -abierta y sin módulos- ingresé para enviar unos mails. Llegué a una computadora y me di con la desagradable sorpresa que como protector de pantalla había una imagen sugerentemente vulgar de una doña en ropa de baño. Hice intento de retirarla y no me fue posible. El hecho en sí me molestó, porque estábamos en un área de trabajo y lo menos que merecemos las personas es respeto. Así que pasé la voz y solicité que de inmediato solucionaran el problema. Los ejecutivos que ahí se encontraban y muy especialmente los del Departamento de Sistemas se portaron de maravilla. ¿Se imaginan que la desagradable foto estaba enganchada al disco duro en tal forma que no podía ser retirada? Y lo peor: Efectuando los comandos de limpieza, el chico de Sistemas se encontró con la novedad de que en esa máquina se había almacenado pornografía ¡y de la pesada! Por supuesto que reporté el caso a la Gerencia Comercial y mencioné como testigos a los colegas corredores que se encontraban presentes. ¿Creen que ahí acabó todo? No, señores. El acabose vino después: Una corredora- cuya amistad erróneamente pensé que me honraba, que solía trabajar con su esposo y llevar a su hija de diez años con ella- ¡me reclamó por haberla mencionado como testigo en mi reporte, ya que ella no se había sentido ofendida con ese hecho tan bochornoso!!!  Entenderán que me quedé helada y sin poder creerlo. ¿Así que poco o nada le importaba que a las señoras nos faltaran el respeto, que su marido se ganara con el espectáculo y que en su mismo centro de labores su propia hija estuviera expuesta a la pornografía??????????????

Amables lectores ¿a santo de qué complicarse la vida en un condominio? Escenas como esta pueden suceder en un edificio con Sala de Internet, en especial cuando los padres de familia- con minúsculas por su inmadurez, vulgaridad y/o patologías de cuidado - tienen criterios diametralmente opuestos de lo que pueden o no pueden ver sus menores hijos. Hay demasiados treintones, cuarentones y cincuentones adolescentes que se niegan a tomar la posta y a convertirse en ADULTOS.  Una persona normal no permanece indiferente cuando ve a los niños expuestos a espectáculos totalmente impropios, espectáculos que los puedan llevar incluso a ser víctimas de pedofilia o seducción. De ahí al roce o abierto conflicto entre residentes del condominio, medio paso. Otro tanto aplica para la Sala de Cine y/o Televisión.  Que haya un monitor LCD en la Sala de Reuniones es razonable. Pero un cuarto especial para cada uno de estos servicios trae consigo los mismos riesgos y peligros que acabo de mencionar.

Es mejor prevenir que lamentar, señores. Especialmente cuando sabemos que la Sala de Internet de un condominio no tendrá ningún control por parte del personal administrativo, antes bien cada cual y sin restricciones de edad- tendrá acceso a lo que quiera y cuando quiera, a vista y paciencia de otros residentes.


2. Sala de Billar: En el post Áreas Comunes... (2) adelanté que más de una venta se me vino abajo cuando las Jefas vieron esta diversión como parte de las Áreas Comunes. Y es que, por desgracia, está muy asociada al vicio.  Lógico, entonces, que a las Madres de Familia les sepa a rancio saber que en su propio edificio serán acicateadas las debilidades de hijos y maridos. El juego suele ofrecerse completo, como ya se ha visto (1):




Yo me pregunto y hasta ahora no me respondo: ¿Por qué no implementar una Sala de Juegos apta para todo público, reemplazando el billar por una mesa de ping pong?  ¡Es más saludable y sale mucho más barato!  No tiene restricciones de edad ni sexo, aparte de que invita a disfrutar una agradable partida entre familiares y residentes.  Paso el dato que en el edificio Limited de Santa Catalina ya la están ofreciendo:




Verdad que todavía siguen con el famoso gimnasio.  Pero por algo se tiene que comenzar, ¿no creen ustedes?

¿Qué más podría instalarse en esa Sala de Juegos? El fulbito de mano, que es también diversión sana y apta para todos.  La fábrica Juegos Corsa incluso los ofrece de alegres colores:




Alguno objetará diciendo que el fulbito de mano e incluso el ping pong son igualmente de uso común en las salas de billar públicas. Y yo hago notar que a estas se ingresa con DNI y su evocación no es precisamente la del entretenimiento deportivo. No olvidemos una gran verdad: El significado reflejo lo da el contexto, no el objeto de referencia en sí. El billar - sin ser de suyo negativo y estando reconocido incluso a nivel internacional- es más una actividad de destreza y precisamente por ello no pocos se la pasan jugando y apostando horas y horas y  h...o...r...a...s..., especialmente en los sectores C y D. En cambio, el ping pong y el fulbito de mano requieren una buena dosis de esfuerzo físico, hay gran despliegue de energía y pueden ser practicado por niños, jóvenes y adultos sin mayores riesgos. ¿Me dejo entender?

Doy otra idea de un juego que no he visto en ningún edificio, pero que sería interesante implementarlo: El tente en pie.  Es ideal para canalizar furias homicidas, en especial cuando sentimos el imperativo de mandar al otro mundo al vecino del departamento contiguo:



Otro tanto podría hacerse con el punching ball, tan utilizado en las academias de boxeo. Este modelo se adaptaría de maravilla en la Sala de Juegos de un condominio:


Estos juegos son muy baratos, prácticos y sobre todo muy útiles cuando la violencia quiere dominarnos. Sería interesante instalar varios punching ball y tente en pie, especialmente en edificios de mayor densidad poblacional.  Creo muy beneficioso que un condominio brinde a sus residentes los recursos para descargar sanamente la ira y las frustraciones personales.   ¿Y qué mejor que con juegos tan fáciles de instalar, de mínimo costo y que casi no ocupan espacio?

Señores Constructores, puede que nadie se los haya dicho, pero ustedes son educadores tácitos por excelencia. ¿No se habían percatado?

Como corolario a todo lo dicho, cabe afirmar que las Áreas Comunes sirven de complemento residencial,  no de relajo y menos de fuente de conflictos. Nada cuesta sentarse a reevaluar qué es lo que se está ofreciendo a las Familias. Las Áreas Comunes deben brindar servicios necesarios y efectivos a todos los residentes, y convertirse en referente comercial para los futuros Proyectos Inmobiliarios que ejecute la Constructora, Si no cumplen estos dos cometidos NO SIRVENantes bien serán motivo de discordia y gastos onerosos que el ciudadano de a pie está muy lejos de poder afrontar.  Y esto se reflejará en una morosidad elevada de las cuotas de mantenimiento, que supondrá el deterioro de la edificación. No desearía estar en los zapatos de los Arquitectos que, en lugar de ostentar un sano orgullo por el trabajo realizado, se sientan avergonzados de aquello que tanto esfuerzo le costó diseñar y levantar. No conozco mejor caldo de cultivo para que la depresión haga presa de estos profesionales.

Y como siempre, señores, confío en que al menos lo pensarán.


Notas aclaratorias:
(1) El ambiente es de un edificio ubicado en la Av. Pershing.



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