viernes, 26 de enero de 2018

♪¡MAMÁ ME MIMA CON MIMI...!!!♫♫♫






Hoy voy a tocar un tema muy sensible. Y me temo que más de un lector -lectora, para ser exactos- va a pedir a gritos mi cabeza.

Verán, entre los múltiples clientes que nos llaman para comprar un departamento, los hay quienes desean regalárselo a sus hijos, sea porque estos han culminado exitosamente sus estudios universitarios, sea porque van a casar, o bien porque de manera responsable se ha decidido darles un anticipo de legítima (1). Con la más santa intención dichos padres preguntan por este o aquel inmueble y hasta aquí todo va bien.  El problema viene cuando los hijos visitan el prospecto y manifiestan su conformidad y hasta entusiasmo...pero todo se echa a perder una vez que van los padres financiadores y el inmueble en cuestión no es de su agrado. Entiendo esta postura cuando el precio excede el presupuesto, siendo así que ellos cubren todo la inversión. Mas, si el dinero basta y sobra,  o bien ellos solo aportan una parte de dicho precio, es inconcebible que traben la operación y todo por causa de sus parámetros estéticos.  Esto ocurre cada vez con más frecuencia. Y generalmente es la cariñosísima madre la que pone todas las sinrazones del universo: "La sala-comedor es muy chica", "el dormitorio principal no tiene walk in closet", "no hay cocina sino kitchenett", "los tiradores son de plástico y no de acero inoxidable"... A los interesados les va y les viene ese cúmulo de argumentos, pero la señora insiste y se mantiene en sus trece. Y no da el dinero hasta que se encuentre lo que a ella le parece mejor.

Los problemas que genera esta actitud son proverbiales, en especial cuando la tan solícita suegra es la madre del esposo. Menos daño hace cuando se trata de la mamá de ella, pues por regla general quien decide estas cosas es la mujer, y es entendible que esta recurra al consejo de su progenitora.  Mas, si la decisión última no la tomó la pareja en conjunto, difícilmente sentirán que esa es su casa. Es probable que, en cuanto les sea posible, se deshagan de lo que consideran una imposición, así en principio haya sido un regalo y/o adelanto de herencia.  Y no quiero ni pensar en el conflicto con los padres, en especial si estos hicieron algún sacrificio para dicha donación.

Y conste que tales impasses suceden también con los hijos solteros. Grabado está en mi memoria el hecho que motivó el título de este post: Mi hermano Carlos y yo estábamos en la mesa de trabajo y recuerdo que llamó a un cliente suyo para saber si por fin había decidido comprar. El caballero -un hombre de más de cuarenta años- le salió con la nota de que el departamento tenía que gustarle a su mamá, y que de otra manera ella no iba a dar el dinero para el financiamiento. Luego de que el cliente colgara, Carlos quedó pensativo unos segundos, miró el fono que todavía tenía en la mano y comenzó a cantar con voz infantil:

¡Mamá me mima con Mimi, 
qué linda es mi mamá!!!♫♫♫ (2)

En ese momento pensé que, con tanto trabajo a cuestas, mi buen hermano había perdido la cordura. Pero en el acto me contó la situación y nos reímos a carcajadas.  El pobre cliente se ganó el apelativo de "Mimi", pues por tal lo conocimos a partir de entonces. Han pasado ya como diez años. Y reflexionando sobre el tema,  una va y piensa: ¿Es posible que una madre ocasionara que su propio hijo -ya adulto- hiciera semejante ridículo ante un extraño???

¡Cosas veredes, Sancho!

¿Y qué tiene que ver todo esto con el rubro inmobiliario en sí? Primero, que tantas objeciones retardan las ventas, en especial cuando se trata de un bien futuro. Encima, si debido al fastidio de la imposición parental los chicos se empeñan en vender el inmueble cuanto antes, la ganancia para ellos será mínima -esto en caso de haber corrido con buena parte del gasto-, ya que casi no podrían elevar el precio. Y lo que es peor: Se contribuye a incrementar innecesariamente la Oferta. Verdad que estos casos no son significativamente elevados, pero si el hecho se vuelve costumbre,  sí es posible que influya en el estancamiento del sector.

Dado que se están generalizando la adquisición de inmuebles como anticipo de legítima -y nosotros hemos cerrado varias operaciones bajo esta modalidad-, no está de más sugerir mesura al momento de aconsejar a los hijos en la elección de su vivienda.  Todos los padres desean lo mejor para sus vástagos y nadie va a poner en duda el singular amor de una madre. Pero tomemos en cuenta que los chicos hace mucho que dejaron de serlo y que si están fundando un nuevo Hogar, es a ellos -no a los bien intencionados progenitores- a quienes corresponde tener la última palabra.

Como siempre, espero sus amables comentarios en este blog o en Facebook.



Notas aclaratorias:
(1) Para leer las orientaciones que la SUNARP sobre esta materia, haz click AQUÍ.
(2) Es la letra de un antiguo comercial de productos para bebes.



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