lunes, 15 de enero de 2018

CUANDO SE COMPRA PARA INVERSIÓN






Amables lectores, en el artículo anterior hicimos hincapié en la importancia que supone definir el para qué de la adquisición de un inmueble, dejando claro que los alcances de la misma han de ser previstos de manera responsable. En esta línea, hoy vamos a reflexionar un poco sobre lo que significa comprar para invertir, es decir con la finalidad de obtener una renta. 

Comencemos por el principio: En mi trayectoria profesional me ha tocado tratar con clientes que desean comprar -generalmente un departamento- que luego arrendarán. Me dan el presupuesto y sus requerimientos. Pero he aquí un pequeño gran detalle: Estos compradores actúan como si los arrendatarios fueran a ser... ellos mismos. Incluso inversionistas expertos suelen cometer los errores que detallo a continuación:

1. Elegir el inmueble no acorde al perfil del inquilino, sino a los propios gustos personales. Lejos de concentrarse en las personas que residirán en el predio, insisten en dejar su sello personal para todos los conceptos.  Y ocurre que teniendo una excelente propuesta en Urb. Aurora, por ejemplo, la rechazan porque a ellos les fascina "vivir cerca al mar".  O bien la descartan  porque "no se ubica frente a parque", "está en un quinto y no un tercer piso", "el dormitorio principal tiene vista interior", "el granito de las mesadas es negro y no blanco serena"... ¡Hasta me ha tocado quienes rechazaron un departamento de estreno porque el depósito era demasiado pequeño, según su parecer!  ¿Resultado? La búsqueda se dilata y el corredor desiste del servicio, pues por regla general el comprador no asume los honorarios por corretaje. Y he aquí que no pocas veces el cliente tiene el tiempo encima, ya que el crédito hipotecario le es válido solo por un lapso de tres meses. Pero igual insiste en su actitud. Y por seguir buscando lo que le gusta, pierde la oportunidad de adquirir lo que a futuro puede ser vital para su subsistencia.


2. Invertir en acabados ostentosos. Esto suele ocurrir cuando se compra en planos, ejecutándose las "remodelaciones de bien futuro"(1).  Pase si el departamento se convertirá residencia de diplomáticos o ejecutivos de muy alto nivel.  Pero incluso en estos casos, hay que tomar en cuenta que el inquilino vendrá con su familia, en la cual suele haber niños. Por otro lado, inquilinos de ese segmento no son comunes. ¡Y ya sabemos las graves deficiencias de la educación infantil moderna, por la que el capricho más nimio de los hijos es ahora cuestión de Estado!  Por ello, tratándose de una casa o departamento donde residirán ciudadanos de a pie, es mejor elegir acabados muy aparentes, pero de batalla, fáciles de higienizar con limpiadores caseros. ¡En el mercado existe una inmensa variedad y al alcance de todos los bolsillos!  Asimismo, es más conveniente que -de ser foráneos- sean comercializados en la ciudad donde se ubica el predio, pues de otra manera resultará complicadísimo reemplazarlos por causa de avería o deterioro prematuro, provocado por las travesuras de los arcangélicos infantes... y los no tan infantes ni tan arcangélicos.


3. Amoblar y equipar por completo el inmueble, sin prever un lugar de almacenaje en caso de necesidad. ¡Este es el error más común y que tanto retrasa el arrendamiento!  Convengo que si se alquila a quienes solo vendrán con sus maletas, el sistema viene de maravilla. Pero he aquí que este tipo de arrendatario no abunda. Siempre es factible que el interesado solicite retirar tal o cual mueble. ¡Y menudo problema se genera cuando esto se torna materialmente imposible!  ¿Tal impasse arruina la operación? ¡Por supuesto que sí!  ¡Con desdicha del propietario y mía!  Y observo que, además del perjuicio económico que significa retardar el alquiler y/o haber adquirido en vano  muebles y enseres, resulta deprimente para la dueña de casa sentir que se desprecia el decorado que con tanto mimo puso en escena. Me atrevo a decir que esta es la razón de fondo por la que se pierden excelentes oportunidades de arrendar,  más que por no tener dónde guardar lo que a los inquilinos no les va.

Creo, amables lectores, que es vital marcar la diferencia entre comprar para vivienda y comprar para inversión.  Y no solo por conveniencia económica, sino por salud mental, pues si en lugar de rentas se generan conflictos, el estrés hará mella aun en los nervios más templados  La objetividad ha de ser la guía cuando se adquiere un inmueble con el fin de fructificar nuestro patrimonio. Y en función de tal propósito considero que es preciso concatenar todas las decisiones.

¿Están de acuerdo conmigo?

Como siempre, espero sus amables opiniones en este blog o en Facebook.



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Notas aclaratorias al 12/11/2020:
(1) Los peruanos hemos inventado tal modalidad. Sobre la materia hice una amplia exposición en los artículos Comprar departamentos en planos (2) y Remodelación de bien futuro



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