Este post va dedicado a quienes pudieron vender su propiedad a muy buen precio, pero prefirieron esperar a que los costos subieran, rechazando incluso excelentes propuestas.
No sé si mis amables lectores recuerdan el artículo bandera de este blog ¿Ha llegado el momento de vender nuestra casa? En este planteé -sin ambages ni rodeos- la verdadera razón de fondo por la que muchos se niegan a desprenderse de su casa, así se esté cayendo a pedazos. El problema es que hoy, que se encuentran acuciados por serios problemas económicos, necesitan vender y ya no encuentran un comprador que al menos colme medianamente sus expectativas, en especial si el inmueble se ubica en una zona de alto prestigio social. En esta nueva etapa del boom inmobiliario, es más rentable para los constructores invertir en el segmento C y no solamente en proyectos multifamiliares. Tratándose de una casa, el otrora plus de una zonificación exclusivamente residencial se ha convertido en obstáculo para propietarios y corredores, con mayor razón si el área total del terreno no se adecua a los parámetros urbanísticos exigidos para levantar siquiera un edificio pequeño.
Amable lector: No sé si el caso que presento es el tuyo. Déjame decirte que no eres el primero ni serás el último en haber cometido la equivocación de no vender cuando era posible y necesario. Mi propia familia protagonizó una situación similar, que luego devino en el hecho de que todos sus miembros, de una u otra forma, incursionáramos en el rubro inmobiliario. Y por esto me tienes aquí. Si nosotros pudimos revertir la situación a favor nuestro, créeme que tú también puedes hacerlo. Y debido a esta experiencia personal y familiar, permíteme darte estas recomendaciones:
1. No te deprimas ni te desesperes. Con lamentos y complejos de culpa solo empeorarás tu situación, peor todavía si tienes familiares enfermos y/o adultos mayores bajo tu responsabilidad. Maneja el estrés de la mejor manera que te sea posible. Levántate temprano, date un duchazo y sal a caminar, para luego disfrutar de un buen desayuno. No vistas ropa de "entre casa" que luzca descuidada o abiertamente sucia. Mantén la calma y alienta el optimismo, pues de esta manera tu trato con un posible comprador será más agradable para este y fructuoso para ti. Recuerda que conservar la cabeza fría es indispensable para la toma de decisiones, y que solamente la serenidad te permitirá elegir la mejor opción que se te presente para salir del apuro.
2. Cuida el ornato y la higiene de tu casa por dentro y por fuera. Esto, por respeto a ti mismo y a los tuyos. Por algo en el Decálogo del Desarrollo se mencionan el Orden y la Limpieza dentro del primer mandamiento. Elimina muebles, cacharros y trastos viejos e inútiles, pues así ganarás holgura y los ambientes darán sensación de frescura y amplitud. No pongas excusas sentimentales para desechar lo que esté mohoso o roído por la polilla, por mucho que la mecedora haya sido el recuerdo más preciado de tu abuela. Las ventanas han de estar sin rastros de polvo; los pisos, impecables; la cortinas, lavadas; los baños, relucientes. Tu propiedad puede tener más de cincuenta años, pero si la conservas limpia y ordenada será la delicia de quienes la visiten. No necesitas grandes gastos para mantener el atractivo de tu vivienda, porque escoba, recogedor, plumero, fregona, paño, detergente y aromatizador son parte de los gastos comunes indispensables, amén que una manito de pintura en la fachada no resulta tan oneroso.
3. Ordena la documentación. Hacerlo es lo que toca a un Propietario Responsable, con mayor razón si es consciente de que en cualquier momento puede aparecer el comprador idóneo. Si la idea es vender tu casa como terreno necesitarás tramitar los Parámetros Urbanísticos en la Municipalidad de tu distrito. Pero esto no basta. DNI tuyo y de tu copoprietario -si lo hubiere-, Testimonio, Certificado Literal de Partida (1) y Autoavalúo son indispensables para la venta. Ten estos papeles a la mano y saca fotocopias, pues los originales solo deben entregarse cuando lo solicitan el Banco y/o la Notaría. Recuerda que un apellido mal puesto o un estado civil no actualizado pueden echar a perder una operación ya cerrada. Consulta con tu abogado para que sea él, no un neófito, quien determine que todo está en regla. (2)
3. Llama a un agente inmobiliario para que evalúe qué tan vendible es tu propiedad. Es probable que, en tu afán de ahorrarte unos dólares, hayas intentado colocarla tú mismo con resultado infructuoso. Si este ha sido tu error, hora es de corregirlo. Acéptalo de una vez: necesitas la ayuda del especialista del caso. Pídele que sea totalmente honesto contigo al darte alternativas de venta y marketing, aceptando de antemano que este profesional no está para halagar tus oídos, sino para decirte la verdad. Con todo, no tengas reparo en solicitar una segunda y tercera opinión. Y si se llega a la conclusión de que todavía es posible vender a buen precio, elige al agente más calificado y déjate guiar por su experiencia en el ramo.
4. Considera la posibilidad de remodelar para alquilar. Hay quienes sienten verdadera repulsión solo de pensar que compartirán su espacio con un extraño. Pero bien puedes implementar una habitación o minidepartamento con entrada independiente, manteniendo así tu privacidad. Hoy por hoy los alquileres caseros son muy solicitados, justamente porque dan mayor garantía de seguridad personal, tranquilidad y buenas costumbres, amén de que no hay gasto por mantenimiento. Recuerda que tu casa es un bien que está a tu servicio, no al revés. Eso sí: nunca intentes una adaptación precaria. Llama a un arquitecto para que diseñe lo que más calce con tus necesidades.
Como corolario, no queda sino agregar que no hay que esperar a estar en una situación desesperada para recién intentar paliar los efectos de no haber vendido cuando era oportuno. Por tu propio decoro y seguridad económica precisas tomar las medidas pertinentes, ya que lo que todavía es tu patrimonio más valioso se convertirá irremediablemente en una pesada carga, si no cuentas con los recursos para su conservación. Consulta con los tuyos y busca la mejor solución, pues el tiempo no perdona. No permitas que la Negligencia -y menos el Abandono- te pasen su carísima factura.
Amable lector: No sé si el caso que presento es el tuyo. Déjame decirte que no eres el primero ni serás el último en haber cometido la equivocación de no vender cuando era posible y necesario. Mi propia familia protagonizó una situación similar, que luego devino en el hecho de que todos sus miembros, de una u otra forma, incursionáramos en el rubro inmobiliario. Y por esto me tienes aquí. Si nosotros pudimos revertir la situación a favor nuestro, créeme que tú también puedes hacerlo. Y debido a esta experiencia personal y familiar, permíteme darte estas recomendaciones:
1. No te deprimas ni te desesperes. Con lamentos y complejos de culpa solo empeorarás tu situación, peor todavía si tienes familiares enfermos y/o adultos mayores bajo tu responsabilidad. Maneja el estrés de la mejor manera que te sea posible. Levántate temprano, date un duchazo y sal a caminar, para luego disfrutar de un buen desayuno. No vistas ropa de "entre casa" que luzca descuidada o abiertamente sucia. Mantén la calma y alienta el optimismo, pues de esta manera tu trato con un posible comprador será más agradable para este y fructuoso para ti. Recuerda que conservar la cabeza fría es indispensable para la toma de decisiones, y que solamente la serenidad te permitirá elegir la mejor opción que se te presente para salir del apuro.
2. Cuida el ornato y la higiene de tu casa por dentro y por fuera. Esto, por respeto a ti mismo y a los tuyos. Por algo en el Decálogo del Desarrollo se mencionan el Orden y la Limpieza dentro del primer mandamiento. Elimina muebles, cacharros y trastos viejos e inútiles, pues así ganarás holgura y los ambientes darán sensación de frescura y amplitud. No pongas excusas sentimentales para desechar lo que esté mohoso o roído por la polilla, por mucho que la mecedora haya sido el recuerdo más preciado de tu abuela. Las ventanas han de estar sin rastros de polvo; los pisos, impecables; la cortinas, lavadas; los baños, relucientes. Tu propiedad puede tener más de cincuenta años, pero si la conservas limpia y ordenada será la delicia de quienes la visiten. No necesitas grandes gastos para mantener el atractivo de tu vivienda, porque escoba, recogedor, plumero, fregona, paño, detergente y aromatizador son parte de los gastos comunes indispensables, amén que una manito de pintura en la fachada no resulta tan oneroso.
3. Ordena la documentación. Hacerlo es lo que toca a un Propietario Responsable, con mayor razón si es consciente de que en cualquier momento puede aparecer el comprador idóneo. Si la idea es vender tu casa como terreno necesitarás tramitar los Parámetros Urbanísticos en la Municipalidad de tu distrito. Pero esto no basta. DNI tuyo y de tu copoprietario -si lo hubiere-, Testimonio, Certificado Literal de Partida (1) y Autoavalúo son indispensables para la venta. Ten estos papeles a la mano y saca fotocopias, pues los originales solo deben entregarse cuando lo solicitan el Banco y/o la Notaría. Recuerda que un apellido mal puesto o un estado civil no actualizado pueden echar a perder una operación ya cerrada. Consulta con tu abogado para que sea él, no un neófito, quien determine que todo está en regla. (2)
3. Llama a un agente inmobiliario para que evalúe qué tan vendible es tu propiedad. Es probable que, en tu afán de ahorrarte unos dólares, hayas intentado colocarla tú mismo con resultado infructuoso. Si este ha sido tu error, hora es de corregirlo. Acéptalo de una vez: necesitas la ayuda del especialista del caso. Pídele que sea totalmente honesto contigo al darte alternativas de venta y marketing, aceptando de antemano que este profesional no está para halagar tus oídos, sino para decirte la verdad. Con todo, no tengas reparo en solicitar una segunda y tercera opinión. Y si se llega a la conclusión de que todavía es posible vender a buen precio, elige al agente más calificado y déjate guiar por su experiencia en el ramo.
4. Considera la posibilidad de remodelar para alquilar. Hay quienes sienten verdadera repulsión solo de pensar que compartirán su espacio con un extraño. Pero bien puedes implementar una habitación o minidepartamento con entrada independiente, manteniendo así tu privacidad. Hoy por hoy los alquileres caseros son muy solicitados, justamente porque dan mayor garantía de seguridad personal, tranquilidad y buenas costumbres, amén de que no hay gasto por mantenimiento. Recuerda que tu casa es un bien que está a tu servicio, no al revés. Eso sí: nunca intentes una adaptación precaria. Llama a un arquitecto para que diseñe lo que más calce con tus necesidades.
Como corolario, no queda sino agregar que no hay que esperar a estar en una situación desesperada para recién intentar paliar los efectos de no haber vendido cuando era oportuno. Por tu propio decoro y seguridad económica precisas tomar las medidas pertinentes, ya que lo que todavía es tu patrimonio más valioso se convertirá irremediablemente en una pesada carga, si no cuentas con los recursos para su conservación. Consulta con los tuyos y busca la mejor solución, pues el tiempo no perdona. No permitas que la Negligencia -y menos el Abandono- te pasen su carísima factura.
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Notas aclaratorias
(1) Todavía se le conoce por su denominación anterior: Copia Literal de Dominio.
(2) Para más detalles sobre el tema te recomiendo leer el e-book virtual Cómo vender tu propiedad, en concreto el capítulo titulado Los Documentos.
(1) Todavía se le conoce por su denominación anterior: Copia Literal de Dominio.
(2) Para más detalles sobre el tema te recomiendo leer el e-book virtual Cómo vender tu propiedad, en concreto el capítulo titulado Los Documentos.
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